El impacto emocional y los factores de protección
Las dificultades de lectura pueden convertirse en un obstáculo importante en la escuela. Y asistir al colegio es una de las actividades más relevantes que los niños realizan cada día.
No lograr buenos resultados escolares no solo afecta al desarrollo intelectual del niño o la niña, sino que puede dañar profundamente su bienestar emocional. Algunas de las manifestaciones más comunes son:
- Baja autoestima
- Aislamiento
- Tristeza
- Rechazo hacia la escuela
- Falta de interés por los estudios
- Conductas rebeldes
- Desmotivación
- Enfado
- Desánimo
- Poca energía
- Baja tolerancia a la frustración

Cuando el esfuerzo no basta
Todos los niños quieren hacerlo bien. Les gusta aprender, agradar a sus profesores y sentir que avanzan. Pero cuando tienen dificultades de lectura y sus esfuerzos no se traducen en buenos resultados, aparece la frustración.
A menudo, los adultos que los rodean pueden caer en el error de pensar que no se esfuerzan, que no prestan atención o que tienen una mala actitud. Se les exige cambiar como si todo dependiera únicamente de su voluntad, cuando, en realidad, hay una dificultad que necesita ser comprendida y tratada.
El peso de la comparación y el rechazo social
A medida que los niños crecen, notan que la diferencia con sus compañeros aumenta. Y, en algunos casos, esto viene acompañado de rechazo, burlas o incluso acoso escolar.
Según un estudio de Singer (2005),
el 85 % de los alumnos con dislexia entrevistados habían sufrido burlas, y un 15 % declararon haber sido insultados o acosados frecuentemente.
Esto deja huellas emocionales que pueden durar muchos años.
Cómo ayudar a un niño con dificultades de lectura
El papel clave de la familia y la escuela
Cuando un niño o niña se enfrenta a estas dificultades, el primer paso es aceptar y entender el problema, tanto desde casa como desde el entorno escolar. Esto permite aplicar una serie de medidas que se consideran factores de protección (Hellendorn y Ruijssenaars, 2000).
7 factores de protección para niños con dislexia u otras dificultades de aprendizaje
- Valorar y reforzar las habilidades del niño.
- Proporcionar afecto y atención constantes por parte de los padres.
- Crear un entorno familiar que valore la educación y apoye sus necesidades emocionales y educativas.
- Establecer una relación de colaboración entre la familia y la escuela.
- Detectar la dificultad lo antes posible.
- Aceptar la dificultad sin dramatismos.
- Intervenir de forma eficaz e intensiva en los primeros años escolares.
Cuando el entorno entiende la dificultad y actúa con cariño, comprensión y recursos adecuados, el niño puede recuperar la confianza, la autoestima y el placer de aprender.

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